La conquista del valle de Matlatzinco
Para hacer referencia a la historia de la población, la arqueología nos da indicio sobre épocas que difícilmente la historia pueda datar. Atenco ha sido explorado por algunos arqueólogos, quienes en sus datos muestran que en la época más antigua (Formativo) hay poca información, pero la que existe ha permitido afirmar que entre 1500 y 200 a.C ya había un cierto poblamiento; sin embargo, hacia el Clásico Temprano (200-450 d.C.), este mismo territorio prácticamente estuvo deshabitado. Cuando se inicia una nueva etapa de poblamiento en la fase Xolalpan Temprano caracterizada por su vínculo con Teotihuacán; en el horizonte Epiclásico (750- 1000 d.C) el asentamiento local mostro una gran aglomeración; finalmente en el Posclásico (1000- 1521 d.C) el poblamiento local estuvo en estrecha relación con la cultura matlatzinca y mexica asociados a un patrón caracterizado por una ausencia de arquitectura monumental (Sugiura, 2006:14)
En relación con la historia virreinal, existe un litigio jurídico entre el marquesado del valle de Toluca y Atenco entre 1543-1639. La motivación inicial que alentó a los habitantes de Atenco a iniciar el litigio se debió en gran parte a su status de privilegio en la época antigua.
La separación de Atenco del marquesado nada tuvo que ver con una clásica división de encomiendas, más bien se inscribe en el contexto de los múltiples ajustes y obstáculos de los primeros marqueses con las autoridades virreinales en turno. (García, 2006: 49).
Durante el litigio se presentaron varias pruebas e interrogatorios, sobre todo de líderes indígenas, quienes informaron con sumo detalle la situación social y política que se presentó en el valle de Toluca en relación a la conquista mexica de finales del siglo XV y, posteriormente, respecto a la conquista española de principios del siglo XVI
El relato de los testigos indios presentados por Atenco, el marquesado y el pueblo de Toluca coincidieron en que la conquista del señorío matlatzinca de Calixtlahuaca provocó un nuevo reordenamiento territorial a finales del siglo XV pues como era costumbre en esa época, los conquistadores se repartían entre sí los hombres y la tierra sagrada, dejando una pequeña parte para los vencidos, asimismo mencionan:
“La Triple Alianza se dejó para si los mejores recursos naturales (tierras fértiles, lagos y ríos) y desplazaron de ahí a la población matlatzinca y otomí. Cada uno de los reyes aliados repartió entre sus allegados la tierra y los hombres que “le habían cabido” en esta conquista. A esos lugares repartidos fueron enviados desde la cuenca de México varios grupos de colonos y trabajadores al servicio del imperio tenochca, formado por los nuevos asentamientos. Fue así como, a orillas del río Chinahuapan (hoy Lerma), se formó un pequeño asentamiento de mexicanos que llevaba por nombre “Chiconahuatenco” (más tarde denominado Atenco), serían reconocidos y recordados aun en la segunda mitad del siglo XVI como el “pueblo de las trojes”. Los mexicas respetaron la existencia de uno de los señores matlatzincas de este valle que prometió lealtad y sumisión al imperio, dejándolo con sus tierras en calidad de señorío sometido. Este señor se llama Chimaltzin y su señorío, Toluca. Además, uno de los reyes mexicas ordenó el traslado y la residencia de un grupo de gente mazahua a la zona de Atenco, para protegerlo de posibles venganzas por haberse convertido en su aliado en la lucha contra el señorío Xocotitlán. De esta forma el valle de Toluca se había convertido poco antes de la llegada de los españoles en una zona de difícil convivencia humana, pues ahí moraban grupos originarios sometidos, grupos de conquistadores, funcionarios imperiales, nuevos colonos y grupos refugiados políticos, además de que se hablaba por lo menos cuatro lenguas distintas (matlatzincas, otomí, mazahua y náhuatl)” (García, 2006:50)
El relato deja ver en primer lugar, la inestabilidad social que existía debido a las constantes pugnas entre los diferentes grupos originarios, en segundo, el significado de Atenco como punto estratégico y tercero, los grupos que coexistieron en el lugar. Al terminar este proceso hubo grandes cambios como: la formación de nuevos asentamientos, un nuevo mapa político, y una nueva situación de derechos de tierra lo cual causó confusión entre sus habitantes.
En relación con la historia virreinal, existe un litigio jurídico entre el marquesado del valle de Toluca y Atenco entre 1543-1639. La motivación inicial que alentó a los habitantes de Atenco a iniciar el litigio se debió en gran parte a su status de privilegio en la época antigua.
La separación de Atenco del marquesado nada tuvo que ver con una clásica división de encomiendas, más bien se inscribe en el contexto de los múltiples ajustes y obstáculos de los primeros marqueses con las autoridades virreinales en turno. (García, 2006: 49).
Durante el litigio se presentaron varias pruebas e interrogatorios, sobre todo de líderes indígenas, quienes informaron con sumo detalle la situación social y política que se presentó en el valle de Toluca en relación a la conquista mexica de finales del siglo XV y, posteriormente, respecto a la conquista española de principios del siglo XVI
El relato de los testigos indios presentados por Atenco, el marquesado y el pueblo de Toluca coincidieron en que la conquista del señorío matlatzinca de Calixtlahuaca provocó un nuevo reordenamiento territorial a finales del siglo XV pues como era costumbre en esa época, los conquistadores se repartían entre sí los hombres y la tierra sagrada, dejando una pequeña parte para los vencidos, asimismo mencionan:
“La Triple Alianza se dejó para si los mejores recursos naturales (tierras fértiles, lagos y ríos) y desplazaron de ahí a la población matlatzinca y otomí. Cada uno de los reyes aliados repartió entre sus allegados la tierra y los hombres que “le habían cabido” en esta conquista. A esos lugares repartidos fueron enviados desde la cuenca de México varios grupos de colonos y trabajadores al servicio del imperio tenochca, formado por los nuevos asentamientos. Fue así como, a orillas del río Chinahuapan (hoy Lerma), se formó un pequeño asentamiento de mexicanos que llevaba por nombre “Chiconahuatenco” (más tarde denominado Atenco), serían reconocidos y recordados aun en la segunda mitad del siglo XVI como el “pueblo de las trojes”. Los mexicas respetaron la existencia de uno de los señores matlatzincas de este valle que prometió lealtad y sumisión al imperio, dejándolo con sus tierras en calidad de señorío sometido. Este señor se llama Chimaltzin y su señorío, Toluca. Además, uno de los reyes mexicas ordenó el traslado y la residencia de un grupo de gente mazahua a la zona de Atenco, para protegerlo de posibles venganzas por haberse convertido en su aliado en la lucha contra el señorío Xocotitlán. De esta forma el valle de Toluca se había convertido poco antes de la llegada de los españoles en una zona de difícil convivencia humana, pues ahí moraban grupos originarios sometidos, grupos de conquistadores, funcionarios imperiales, nuevos colonos y grupos refugiados políticos, además de que se hablaba por lo menos cuatro lenguas distintas (matlatzincas, otomí, mazahua y náhuatl)” (García, 2006:50)
El relato deja ver en primer lugar, la inestabilidad social que existía debido a las constantes pugnas entre los diferentes grupos originarios, en segundo, el significado de Atenco como punto estratégico y tercero, los grupos que coexistieron en el lugar. Al terminar este proceso hubo grandes cambios como: la formación de nuevos asentamientos, un nuevo mapa político, y una nueva situación de derechos de tierra lo cual causó confusión entre sus habitantes.